Quienes no hemos sido bendecidas por la naturaleza con unas manos finas y estilizadas, podemos embellecerlas luciendo una manicura perfecta gracias a técnicas como las uñas acrílicas o de porcelana. Y es que cada vez somos más mujeres las que recurrimos a ellas, bien sea para corregir hábitos como morderse las uñas, para dejarlas crecer nuestras uñas naturales o simplemente por una cuestión estética. No hay más que darse una vuelta por Instagram (#nailswag, #nailsonfleek, #nailgame) para ver que se trata de una moda que cada día va ganando más adeptas…
En mi caso, recurrí a ellas a principios de este año simplemente porque me gustaba el resultado. Vi que muchas instamodels las llevaban y dije «¿por qué no?». Así que después de indagar bastante pedí cita en un centro del que tenía buenísimas referencias y me planté allí decidida a salir con unas uñas de diva.
Dar con un buen centro es clave para llevar unas uñas bien hechas. No en todos las esculpen igual de bien, y dependiendo de la pericia de la manicurista puedes acabar con unas uñas divinas…¡o con un desastre! Por eso, hoy en día que prácticamente todos los negocios están en redes sociales como Instagram o Facebook, recomiendo mirar fotos de sus trabajos antes de ir, así como informarnos bien de qué marcas son las que utilizan.
Reconozco que la primera vez no me gustó el proceso. Para mí era difícil mantener los dedos relajados mientras limaban la uña por encima, sobre todo porque es habitual tocar la piel que está más pegada a la uña y que salgan pequeñas e incómodas rozaduras. Lo demás ya viene rodado: colocar el tip del tamaño acorde a nuestras uñas, poner la capa de acrílico, esculpir las uñas y esmaltar en el caso de que no se haya utilizado la pasta acrílica de colores.
Es muy habitual ver diseños imposibles realizados en uñas larguísimas, mucho brillo, varios colores en cada mano, degradados, etc. cuando se lleva este tipo de manicura, cosa que a mí personalmente me horroriza. Hay chicas a las que les queda bien porque tienen un estilo determinado y se pueden permitir ciertas extravagancias, pero no es mi caso, así que durante el tiempo que las llevé, mis uñas oscilaron entre tonos rojos, burdeos y nudes. El nail-art no es para mí, desde luego. Lo único que me permití variar fue la forma de la uña, que pedí que les dieran forma cuadrada dos veces y el resto, ligeramente puntiagudas, que es como más favorece a mi mano.
El resultado no podía ser mejor: manicura impecable, uñas con la forma perfecta, color duradero y brillante y manos estilizadas. Pero para mí lo mejor era que durante un mes podía olvidarme de tener que hacerme las uñas cada semana, cosa que en las épocas en las que estoy más ocupada agradezco enormemente.
Pero esto, como casi todo en esta vida, tiene sus inconvenientes. El principal es que la uña natural se debilita muchísimo, hasta el punto de que puedes pasar de tener unas uñas fuertes a unas que parecen papel y se rompen solamente con mirarlas, como me ocurrió a mí. Por eso, cuando decidí quitarme las uñas tuve que recurrir a los suplementos y a endurecedores.
Un buen suplemento es la base de todo, por eso el elegido fue el Maxi-Hair Plus, de Country Life, ya que lo había utilizado anteriormente y me había dado muy buenos resultados.
Este suplemento vegetariano y libre de gluten, muy popular en Estados Unidos y con innumerables reviews positivas en iHerb, es adecuado para fortalecer el cabello y las uñas. Obviamente, no notaremos los resultados la primera semana, pero una vez que terminamos el primer bote ya se pueden empezar a observar algunos de sus efectos, sobretodo en las uñas, que se refuerzan y tienen mejor aspecto.
Para el endurecedor recurrí a Mavala, ya que es una marca que me da mucha confianza. No tengo costumbre de usar este tipo de productos, así que cuando me puse a buscar estaba super perdida, pero entre reviews que leí y el consejo de mi farmacéutica, vi que Mavala Científico era la mejor opción.
Su utilización es muy sencilla: en primer lugar se extiende aceite o crema hidratante alrededor de las uñas y la zona de las cutículas, y luego, durante el primer mes, una vez a la semana, se aplica el endurecedor solo en la punta de la uña. Para realizar el mantenimiento pasado ese primer mes lo aplicamos de la misma forma, pero una vez al mes en vez de una vez a la semana. Yo estaba un poco desesperada por recuperar mis uñas, así que lo utilicé dos veces a la semana durante el primer mes. ¿Su inconveniente? Que tiene formaldehido.
Otra cosa importante durante el periodo de descanso es evitar castigar las uñas en la medida de lo posible, por eso, yo, con todo el dolor de mi corazón, evité pintármelas todo lo que pude, llevándolas la mayor parte del tiempo sólo con una base perfeccionadora o ridge-filler.
Ahora me las he vuelto a quitar después de haberme dado un golpe fuerte que provocó que se despegase la uña acrílica de la natural, y creo que las voy a dejar descansar durante un tiempo. Esta vez no tengo mis uñas estropeadas, por lo que alternaré la manicura normal con la semipermanente de OPI.